5 consejos para lidiar inteligentemente con las rabietas infantiles

Enfrenta las rabietas de tus pequeños con estrategias inteligentes y efectivas.
5 consejos para lidiar inteligentemente con las rabietas infantiles

Uno de los problemas a los que tienen que enfrentarse los padres son las rabietas de sus hijos. Un comportamiento bastante habitual alrededor de los dos años que puede extenderse hasta alrededor de los 3 y 4 años y, en algunos casos, incluso hasta los siete. Sin duda, se trata de una etapa compleja del desarrollo infantil con la que resulta bastante difícil lidiar, sobre todo cuando se conjuga con otros factores. Sin embargo, aprender a gestionar las rabietas de los niños es fundamental no solo para ponerle coto a este comportamiento, sino sobre todo para enseñarles a controlar y expresar sus emociones.

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¿Por qué los niños tienen rabietas?

A partir de los dos años los niños empiezan a ser conscientes de su autonomía y quieren disfrutar de su independencia. Sin embargo, cuando se dan cuenta que no siempre pueden conseguirlo porque los adultos no les dejan o porque no cuentan con las habilidades necesarias, se enfadan, se frustran y tienen una rabieta

Básicamente, las rabietas son la forma que tienen de expresar su ira, enfado y/o frustración. 

Esto ya que, como aún no tienen un gran control emocional, no saben cómo canalizar y expresar de forma asertiva esas emociones, por lo que terminan estallando de manera abrupta y desproporcionada.

A esto hay que añadir que a estas edades los niños ya comienzan a sacar sus propias conclusiones y son capaces de establecer relaciones entre causa y efecto, lo que significa que si se da cuenta que con las rabietas pueden obtener lo que desean es probable que empiecen a utilizarlas para alcanzar lo que quieren. No es una manipulación en ningún caso, simplemente buscan la manera de satisfacer una necesidad o deseo que tienen en ese momento.

Cómo actuar ante una rabieta

Claves para lidiar con las rabietas de los más pequeños de casa 

A veces las circunstancias, el cansancio acumulado o la propia frustración puede llevar a los padres a solucionar las rabietas de sus hijos con unos gritos, un castigo o incluso, un cachete. Sin embargo, aunque notes que la situación te supera, es importante que conserves la calma e intentes no responder de manera visceral ya que esto podría volver más difícil la situación y transmitir un mensaje equivocado a los más pequeños de casa. En su lugar, apuesta por llevar a la práctica las siguientes claves para erradicar la rabieta de los niños y enseñarlos a autocontrolarse.

1. Ármate de paciencia

Estar ante una rabieta infantil puede llegar a ser desesperante. Sin embargo, es importante que mantengas la calma y te armes de paciencia antes de acercarte a hablar con tu hijo. Si es necesario, ve a otra habitación o date la vuelta si no puedes alejarte y haz unos ejercicios de respiración que te ayuden a retomar el control sobre tus emociones. Esto no solo te ayudará a gestionar mejor la situación, sino que le dará una importante lección de autocontrol al más pequeño de casa.

2. Escucha a los niños

Detrás de una rabieta pueden esconderse muchísimas razones. Por eso, es fundamental que primero escuches lo que tu hijo tiene que decir y que sea él mismo quien te explique qué le sucede. No ignores su rabieta. De lo contrario, podrías tomar una decisión injusta y ocasionarle más daño que beneficio. Pídele que se tranquilice un poco para poder comprenderle y pregúntale qué ha motivado ese comportamiento. De esta manera, no solo lo ayudarás a calmarse un poco, sino que harás que reflexione sobre el verdadero motivo de su reacción, el primer paso para que más adelante aprendan a ponerle solución.

3. Bríndales a los niños una alternativa

La mayoría de las rabietas estallan porque los niños no consiguen lo que quieren y se sienten frustrados por ello. De ahí que una buena manera para conseguir que se calmen consiste en proponerles otras alternativas que compensen esa situación y satisfagan sus necesidades. Por ejemplo, si la rabieta del pequeño está motivada porque no podrá ir al parque a jugar, plantéale otras opciones igual de divertidas con las que pueda pasar el tiempo como hacer manualidades en casa, entretenerse con un juego de mesa o leer un libro juntos.

4. Lo innegociable, no se debate

No es un secreto para ningún padre que a veces los niños utilizan las rabietas como recurso para conseguir lo que quieren, sobre todo si saben que es algo innegociable. Por eso, es importante que cuando la rabieta esté relacionada con un tema innegociable en casa debes ser tajante y no ceder. Esto no implica que le respondas a gritos, pero sí debes ser lo suficientemente claro como para que entienda que por ese camino no conseguirá lo que quiere. Hay límites que no se negocian, igual que no negociarías dejarle tocar el fuego por mucho que insistiera.

5. Normas las justas, pero que sean claras

Los niños necesitan normas en sus vidas. Las normas les ayudan a saber lo que pueden o no hacer y le confieren un cierto sentido a su existencia. Por eso, es importante que desde que son pequeños dejes claro cuáles son las reglas en casa. Estas no deben ser demasiadas ya que, de lo contrario, podrían hacer que los niños sientan limitada su libertad, pero deben ser claras para que los pequeños puedan comprenderlas. Con las normas justas en casa, los niños tendrán más claros los límites y sabrán cuándo pueden o no cruzarlos.

Por último, ten en cuenta que cada niño es un mundo, de manera que es importante que intentes descifrar los motivos de las rabietas de tus hijos. Hay pequeños que son mucho más rebeldes que otros y que utilizan las rabietas como mecanismo de respuesta cuando las cosas no salen como esperaban. Sin embargo, hay otros niños que son mucho más dóciles y tranquilos que apenas suelen recurrir a las rabietas, salvo cuando se sienten superados.

Sobre todo, en estos casos, la recurrencia de las rabietas puede ser un indicador de que existe un problema mucho más complejo detrás, ya sea con sus amigos, algún miembro de la familia o incluso, sus compañeros de colegio, por lo que es recomendable que lo explores con más calma y observes con detenimiento qué está sucediendo en su vida. En estas situaciones, hasta no encontrar la causa que esté generando las rabietas, difícilmente podrás controlarlas.

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