Con niños en casa no siempre es fácil mantener la paz y la armonía. Compaginar las tareas cotidianas con las responsabilidades laborales no es sencillo, a veces el tiempo tampoco está de nuestra parte y nos obliga a pasar por alto esos momentos para disfrutar de un rato en familia.
Así, poco a poco y sin darnos cuenta, podemos terminar inmersos en conflictos familiares que no solo afectan la estabilidad familiar sino también el bienestar de todas las personas que viven en casa. Afortunadamente, existen diferentes formas de lidiar con estos problemas para mantener el equilibrio en la familia, el juego de roles es una de ellas.
¿Qué son los roles familiares y por qué es importante establecerlos con claridad?
Los roles familiares no son más que el papel que desempeña cada miembro dentro de la familia, es decir, las funciones que desempeña el hijo, la madre, el padre o cualquier otro conviviente. Por lo general, en una familia existen roles preestablecidos socialmente como el rol conyugal, el cual comprende determinadas funciones exclusivas de los padres como por ejemplo: la toma de decisiones o la sexualidad. Sin embargo, además de estos roles existen otros que establece cada familia en función de sus necesidades y del vínculo que existe entre sus diferentes miembros.
Vale destacar que la definición de los roles es un tema que pocas veces se tiene en cuenta en una familia, pero en realidad es muy importante. Determinar roles claros y sanos, en los que se definan bien las jerarquías, las relaciones de autoridad y el espacio común es fundamental para una convivencia armoniosa y desarrolladora para todos. En cambio, no contar con roles bien definidos puede derivar en relaciones familiares superficiales, vínculos maltrechos, conflictos interpersonales y una evidente disfuncionalidad.
¿En qué consiste el intercambio de roles familiar y por qué deberías probarlo?
El intercambio de roles, también conocido como juego de roles, no es más que una técnica o ejercicio en el que los diferentes miembros de la familia adoptan las funciones que desempeñan otros familiares durante un tiempo. La idea es que cada miembro sea capaz de ponerse en el lugar de los demás para comprender el comportamiento de esa otra persona desde su propia perspectiva. Así ganará claridad sobre las responsabilidades a las que tiene que hacer frente en su día a día y podrá desarrollar una actitud más empática.
Aunque a muchos les parece un simple juego, en realidad es un ejercicio muy enriquecedor ya que ayuda a ganar conciencia sobre las funciones que desempeña cada miembro de la familia, a la vez que contribuye a fomentar la empatía con los demás. También permite sacar a la luz y resolver posibles conflictos, de la misma manera que estimula el desarrollo de una comunicación más abierta y fluida.
En el caso de los los niños, es una manera excelente de prepararse para la vida ya que es probable que cuando crezcan tengan que enfrentarse a muchas de las situaciones que viven sus padres en la actualidad. También es una buena forma de ayudarles a desarrollar el sentido de la responsabilidad desde una edad temprana y enseñarles a resolver problemas de manera más sencilla y práctica.
¿Cómo aplicar el juego de roles en casa?
Cuando hablamos del juego de roles familiar nos referimos al intercambio de funciones en el ámbito doméstico ya que las responsabilidades laborales o estudiantiles no se pueden modificar. Partiendo de esta base, existen diferentes maneras de aplicar el juego de roles en la familia, ya sea intercambiando las funciones entre todos los miembros de la familia, solo entre los padres o entre padres e hijos.
La decisión de elegir uno u otro modelo depende de las necesidades de cada familia ya que por ejemplo, si los padres mantienen un buen equilibrio en cuanto al reparto de las responsabilidades, tiene más sentido realizar un intercambio con los niños. No obstante, si los padres no saben equilibrar las tareas domésticas y esto representa un problema, es importante que se sumen al juego de roles e intercambien también sus funciones.
Una vez que se clarifica quienes participarán en el juego de roles, aplicarlo es muy sencillo. Primero se debe elaborar una lista con las principales funciones que desempeña cada miembro de la familia y luego distribuir las tareas de cada miembro entre el resto. Lo ideal es que cada miembro esté de acuerdo con las nuevas tareas que le corresponden, pero si no es así, se puede llegar a un consenso para que asuma las tareas de otro o para que las cumpla igualmente, pero durante un período de tiempo menor.
Para hacer más divertido este ejercicio y conseguir que los niños se impliquen al máximo, también se puede apostar por distintas actividades lúdicas como una representación teatral de conflictos. Para ello, cada miembro de la familia debe escribir en una tarjeta una situación conflictiva familiar que le afecta directamente, como por ejemplo, que su pareja no se ocupa de los niños, el pequeño de casa no presta suficiente atención a sus responsabilidades escolares o que se siente incomprendido por los demás.
Luego se deben rotar las tarjetas, de manera que a cada uno le toque interpretar el conflicto de los demás miembros. La interpretación es completamente libre, pero debe reflejar lo que el otro miembro está transmitiendo, de manera que el resto de la familia sea capaz de ponerse en su piel. Para que sea mucho más enriquecedor, tras exponer el conflicto, el 'actor' deberá presentar su solución a ese problema. Por ejemplo, ante la queja de que uno de los miembros de la pareja no se ocupa demasiado de los niños, se podría proponer que pase más tiempo con ellos o que los lleve todos los días al cole. Ante el problema de que el niño no se aplica lo suficiente con los deberes escolares se puede sugerir que dedique al menos una hora al día a estudiar.
Aunque no siempre saldrán soluciones definitivas y duraderas para los conflictos en casa, al menos es un ejercicio que les permite a los miembros expresar sus emociones y sus puntos de vista de una manera más abierta. Este ejercicio también permite que los demás miembros escuchen, a la vez que abre la puerta a crear vínculos familiares más profundos y establecer una comunicación más fluida en casa, el primer paso para comenzar a crear la familia que queremos tener y en la que nos sintamos plenamente a gusto.