Qué NO hacer si tu hijo tiene miedos o fobias
Los miedos o fobias son normales en los niños
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Las fobias ocurren cuando las cosas inofensivas se vuelven en la mente en auténticos peligros. Estas cosas adquieren el poder que no merecen incluso de forma que no tiene sentido, de forma irracional. Cuando se tienen miedos o fobias, ese miedo que se siente es real y convincente para los niños, un miedo que puede ser debilitante. La buena noticia es que las fobias y los miedos de los niños son manejables y con unas buenas orientaciones y estrategias, los niños pueden tener la facultad de superarlos.
Causas de los miedos y fobias
En ocasiones cuando hay fobias o miedos específicos en los niños, suele haber un punto de partida donde empezó ese miedo -aunque no siempre-. Puede ser algo que le pasó a la persona, una historia que escuchó, una película o simplemente cuando vio las noticias.
Con una fobia, estar presente de la otra cosa temida ocasionará una reacción de lucha o huida porque el cerebro sentirá firmemente que se trata de una amenaza, que da paso a que actúe la otra persona de forma automática sin que dé tiempo a que el cerebro analice la situación y pueda tener un plan diferente.
La evitación que viene con las fobias no son tanto acerca de evitar lo temido, sino que trata de evitar los intensos sentimientos que vienen con él. Estos sentimientos están conectados a la reacción de lucha o huida, una respuesta fisiológica que implica la liberación de neurotransmisores para luchar por la vida misma -aunque no haya peligro de vida o muerte-. Cuando las sustancias neuroquímicas se acumulan se tiene una intensa emoción y sensación físicas que hacen que las personas se sientan mal. Cuando se evita la causa que da miedo, no es la solución porque no se está afrontando el problema.
Qué NO hacer: El problema de la evitación
Además de respetar los miedos y emociones de los niños cuando sienten miedo o fobias, es necesario tener otro aspecto en cuenta. Cuando los niños muestran el miedo o la gran ansiedad, es totalmente comprensible que los padres quieran protegerles de estos sentimientos y evitar que deban pasar por este sufrimiento. A veces, ya sea por agotamiento o por falta de opciones, se puede sentir como si la única manera de calmar la angustia de tus hijos es apoyar la evitación. Esto puede conducir a un alivio a corto plazo pero a la larga se puede convertir en un problema más grande. La evitación tiene una forma disimulada de alimentar la ansiedad y el estrés ante estas situaciones.
La evitación quita la oportunidad de que los niños aprendan a que todo lo que les preocupa es muy probable que no sucederá nunca y que si lo hace, son personas resistentes que podrán tener recursos suficientes para hacerles frente. No hay oportunidad de aprender que el miedo es una advertencia pero no es una predicción.
Lo que los niños aprenden con la evitación es que es la mejor manera de lidiar con una situación inusual y que confrontar es evitar. Cuanto más se evita algo, piensan que es la única manera de mantenerse a salvo, algo que hará que sea una opción razonable y evitará que puedan superar su miedo y sentirse seguros de sí mismos de forma completa.
Los cerebros de las personas cambian siempre a mejor para nosotros y siempre están en continuo aprendizaje. Se aprende a través de la experiencia. Cuando se repite una experiencia, el cerebro refuerza las conexiones correspondientes. Cambiará de acuerdo a lo que se piensa que se necesita, se basará en los comportamientos que se repiten. Si la evasión es una respuesta repetida, el cerebro se forma a sí mismo para apoyar eso. Pero gracias a la neuroplasticidad se puede cambiar eso, cambiar las experiencias para cambiarnos a nosotros mismos. Los niños también puede conseguirlo buscando las estrategias necesarias para afrontar el miedo o las fobias.
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