Poner límites a los niños es algo que nos puede costar un poco, pero es fundamental si queremos educarles en responsabilidad y ayudarles a desarrollar una buena inteligencia emocional. Con cada año, nuestros hijos se van volviendo más independientes, y los límites y las normas deben estar presentes en sus vidas: no solamente les aportan seguridad y confianza, sino que también les ayudan a gestionar su tiempo y sus emociones. Sin embargo, los límites siempre deben establecerse desde el amor y la paciencia y, además, deben ser adecuados a la edad y a la madurez de cada niño.
¿Cómo poner límites a un niño de 4 años?
A los 4 años, nuestros hijos ya son más independientes y les gusta empezar a hacer cosas por ellos mismos. Son más aventureros, les gusta explorar y, en algunas ocasiones, ya quieren hacer cosas sin la ayuda de mamá o papá. Incluso podemos ver niños que ya empiezan a tomar sus “propias decisiones” y a cuestionar ciertas normas de la familia. Cuando esto sucede, los papás y mamás debemos darnos cuenta de que nuestro pequeño ha hecho un cambio y que es un buen momento de establecer ciertos límites si no lo habíamos hecho antes.
1. Explicar los límites y las normas con lenguaje claro
Para que los niños cumplan con las normas de la familia es esencial que las entiendan. Para ello, resulta fundamental hablar con ellos, con mucha paciencia y cariño, y explicarles cada una de las normas que deberán cumplir. Por este motivo, debemos establecer normas adecuadas a cada edad y asegurarnos que las puedan cumplir.
2. No ceder ni cambiar
Una vez hayamos establecido las normas y los límites de la familia, es importante ser muy consistentes y no variarlos. No es que los papás y mamás los queramos variar porque sí, pero nuestros hijos van a intentar sobrepasarlos. En este punto, es tarea nuestra mostrarnos firmes en las normas y no ceder para nada. Si un día cedemos, nos será muy complicado volver a hacer que el niño respete este límite.
3. Dar ejemplo a la hora de poner límites
Los papás y mamás somos los ejemplos de nuestros hijos. De hecho, una buena parte del aprendizaje se debe a la observación y a la imitación. Por ello, debemos ser los primeros en cumplir con las normas de la casa, mostrarles que todos tenemos obligaciones y límites en casa y que todos los seguimos.
4. Imponer no es la solución
A la hora de establecer límites y hacerlos cumplir, la imposición no es la solución. La paciencia y la comprensión son esenciales si queremos que nuestros hijos cumplan con lo que se les pide. Resulta fundamental explicarles el motivo por el que se establecen los límites, hacerles ver que todos los miembros de la familia los tienen y los cumplen y que son necesarios para la convivencia. Si nuestro hijo entiende los motivos, le será mucho más fácil seguir las normas.
5. Ser flexible al poner límites también es importante
Antes de establecer límites y normas, es importante tener una buena comunicación con nuestro hijo y ser un poco flexibles. Hay límites en los que no lo vamos a poder a ser, pero hay otros en los que sí. Para conseguir este equilibrio, podemos ofrecerle dos opciones, ambas satisfactorias para nosotros, y dejar que el niño escoja la que más le guste. De este modo, el límite que queríamos queda establecido y nuestro hijo lo cumplirá, ya que le hemos dejado ser parte de la decisión: le hemos dejado escoger.
6. Establece las consecuencias
Así como los límites y las normas deben quedar claras, también deben hacerlo las consecuencias de no cumplirlos. En este punto, de nuevo, podemos dejar que nuestro hijo nos ayude a establecerlas; es decir, él mismo puede establecer qué no podrá hacer si no cumplen con lo pactado. Sin embargo, antes de darle esta opción, es necesario que nosotros hayamos pensado antes qué tipo de consecuencias son las adecuadas y, de nuevo, le dejemos escoger entre los que nosotros creemos correcto.
7. Escribir los límites y las normas
Una vez hayamos establecido los límites y las consecuencias, es importante que los anotemos en una agenda, cuaderno o calendario. Estas anotaciones deben hacerse siempre de modo muy visual y dejar que el niño forme parte de este proceso. No solo se lo va a pasar muy bien dibujando y coloreando, sino que también será mucho más consciente de todo lo que se ha pactado en familia. Además, cuando hayamos finalizado nuestra “libreta de normas”, deberemos dejarla siempre al alcance de nuestro pequeño como recordatorio.
8. Sé comprensivo cuando le cueste cumplir
Por mucho que el niño haya sido partícipe en el establecimiento de los límites y normas de la familia, siempre habrá días en los que no los va a querer cumplir. De hecho, es algo que nos pasa a todos: hay días en los que no nos apetece algo y nos cuesta mucho hacerlo. Nuestros niños no son diferentes en ello, por lo que no podemos pedirles que siempre estén dispuestos a hacer las cosas sin enfadarse. Cuando esto suceda, nuestro hijo necesitará que estemos a su lado y le expliquemos, de nuevo, el porqué de las cosas. Se trata de hacerle ver que le entendemos, pero también que los límites se deben cumplir.
9. Recompensa el esfuerzo
Una vez se han establecido las consecuencias por no cumplir con las normas, también se deben establecer recompensas. Junto a nuestro hijo, podemos establecer una serie de recompensas de las que van a poder disfrutar si cumplen con lo acordado. Así, podemos ofrecerle varias opciones y dejar que sea él quien acabe escogiendo la que más le guste. Además, es crucial validar y reforzar el esfuerzo que realiza a diario para cumplir con las normas y límites de la familia.
10. Comunicación activa
Por último, resulta fundamental mantener siempre una comunicación activa con nuestros hijos. Escucharlos y entender cómo se sienten, dejarles que expresen su opinión y modificar, junto a ellos, estos pequeños detalles que nos parecen negociables.
Poner límites a nuestros hijos les permite crecer en responsabilidad y mejoran su confianza y autoestima. Pese a que no hay una edad estricta en la que empezar a establecer normas, sí es importante hacerlo tan pronto como veamos que nuestro hijo tiene la madurez adecuada (de acuerdo con su edad) para comprender las instrucciones que se le dan.