Son muchas las madres que optan por alimentar a sus bebés recién nacidos con lactancia materna. Aprender a amamantar por primera vez puede ser toda una odisea. Para muchas madres al no tener el conocimiento suficiente pueden tener problemas en la lactancia materna y esto puede potenciar que se produzca un destete precoz y que el bebé no quiera seguir amamantando.
La información errónea acerca de la alimentación infantil normal, las anomalías físicas, el volver al trabajo, la confusión del pezón, o la poca cantidad de leche puede impedir la relación de la madre con la lactancia.
Los problemas más habituales de la lactancia materna
Poca cantidad de leche materna
Hay madres que están bien informadas y que tienen al bebé al pecho casi todo el día para potenciar la subida de la leche o que los senos sean capaces de producir más leche para poder alimentar a su bebé. Pero en ocasiones esto no es así y las mamas (por las circunstancias que sean) no producen la leche suficiente para alimentar al bebé. Esto hará que el bebé no se sacie al mamar y que los llantos estén asegurados. A esto se suma el miedo y el agobio por la escasa ganancia de peso del bebé.
En este caso, las madres no deben sentirse culpables porque es un problema que ocurre muchas veces. Si no tienes suficiente leche, en la actualidad existen muy buenas marcas de leche de fórmula para que puedas alimentar a tu bebé.
La información es poder y tienes que buscar ayuda en expertos en lactancia
La información errónea
Las madres a menudo se ponen al bebé siguiendo un horario y miden el tiempo de alimentación para los bebés, pero hacer esto no es correcto. La lactancia debe ser a demanda y no se debe mirar el reloj. Hay que confiar en los bebés ya que ellos, cuando están saciados dejan de mamar. Si quieres producir suficiente leche para tu bebé, deberás permitirle que mame todo lo que necesite.
Si mantienes un horario rígido de alimentación sólo provocarás que tengas una disminución de la producción de leche. Lo ideal es que te fijes en tu bebé y que respondas de forma inmediata a sus señales de hambre para que haya una buena lactancia materna.
Las anomalías físicas
Existen diferente tipos de anomalías físicas, pero la más común es el frenillo en la lengua, que puede ser un impedimento para la lactancia materna. El movimiento de la lengua en el bebé es fundamental para que el recién nacido puede mover la leche a través del pezón y hasta su garganta. Un frenillo en la lengua demasiado corto puede dar lugar a la disminución de la capacidad para extender la lengua correctamente. Si tu bebé nace con el frenillo demasiado corto, el médico hará lo pertinente para poder arreglarlo.
Dolor cuando se engancha
Es normal que los pezones molesten cuando empiezas a amamantar a tu bebé, sobre todo si es la primera vez que lo haces. Pero si el bebé ya se ha enganchado y está comiendo bien y el dolor persiste durante toda la toma, entonces tendrás que verificar la posición.
Debes intentar que el bebé cubra con su boca más areola debajo del pezón en lugar de arriba. Para reposicionarle, coloca tu dedo índice dentro de la boca del bebé para sacarle del pecho, también puedes hacerle cosquillas en su barbilla o esperar a que bostece, y entonces aprovecha y coloca al bebé con la boca bien posicionada. Cuando está correctamente posicionado, su barbilla y nariz tocan tu seno, sus labios se extienden y no puedes ver tu pezón o parte del areola inferior.
Pezones agrietados
Si amamantar te causa dolor, mira tus pezones de cerca. ¿Están agrietados, secos o sangrando? Los pezones agrietados pueden ser el resultado de muchos motivos diferentes, pero las soluciones son bastante simples. Las grietas pueden ser consecuencia de un mal agarre del bebé.
Puedes usar una crema para el pecho a base de lanolina entre las sesiones de lactancia. No uses jabón, ni cremas con alcohol o una loción para manos o cuerpo común y usa sujetadores de algodón sueltos, si son exclusivos para lactancia mucho mejor. Unta un poco de leche sobre los pezones después de una sesión de alimentación, esto ayudará a acelerar el proceso de curación en las grietas. Mientras tanto, intenta amamantar con mayor frecuencia en intervalos más cortos, para que tu bebé succione un poco más suave. No debes dejar de darle el pecho a pesar del dolor que te pueda generar, pues con ello solo conseguirás disminuir la producción de leche.
Si tienes los pezones agrietados también puedes valorar el uso de las pezoneras. A muchas mamás con los pezones agrietados les ayudan a que se les cure los pezones y a no sentir tanto dolor cuando el bebé succiona.
Conductos obstruidos
Los conductos se obstruyen porque tu leche no se drena por completo. Puedes notar un bulto duro en el pecho o dolor al tacto e incluso algo de enrojecimiento. Si comienzas a sentirte febril y con dolor, puede ser una señal de infección y debes consultar a tu médico inmediatamente, pues podría tratarse de un cuadro de mastitis.
Lo más importante es tratar de no tener largos períodos de tiempo entre las tomas: la leche debe salir con frecuencia. Un sostén de lactancia demasiado apretado también puede causar que tus conductos se obstruyan. El estrés (algo muy común en todas las madres recientes) también puede afectar el flujo de leche.
Es necesario que si esto te ocurre descanses lo suficiente y te pongas compresas tibias en el pecho, hazte masajes para estimular el movimiento de leche. Los conductos obstruidos no son dañinos para tu bebé porque la leche materna tiene antibióticos naturales.
La confusión del pezón
Un bebé tiene una confusión de pezón cuando el recién nacido comienza una succión incorrecta (en ocasiones causado por los biberones o por los chupetes). Hay bebés que pueden tomar el biberón y el pecho sin confusión y sin preocupación, pero en cambio, hay otros bebés que sí pueden presentar dificultades. Por ello, se recomienda que hasta que la lactancia no esté adecuadamente instaurada, evitemos la utilización de tetinas o chupetes para calmar al bebé.
La confusión del pezón puede causar problemas a la hora de chupar, por lo que no mamarían lo suficiente, no aumentarían correctamente de peso, la madre sufriría una disminución de la producción de leche y además, sufriría grandes dolores en el pezón porque el agarre está siendo erróneo. Es necesario que un profesional de la lactancia materna te asesore y te explique cuáles son las mejores posturas para alimentar a tu bebé de forma exitosa.
La vuelta al trabajo
La vuelta al trabajo disminuye las tasas de lactancia materna entre las madres trabajadoras, sobre todo aquellas que trabajan a tiempo completo fuera del hogar. Muchas madres necesitan un tiempo extra para poder sacarse la leche con un sacaleches y de forma frecuente en su jornada laboral para poder alimentar a su bebé y que no se produzca una mastitis u otros problemas.