¿Estás siempre enfadado con tus hijos? A qué se debe y cómo puedes solucionarlo
Cómo recuperar la calma y fortalecer el vínculo con tus hijos: estrategias efectivas para padres agobiados
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¿Gritas a los niños continuamente? ¿Reaccionas de forma desmesurada ante pequeñas equivocaciones? ¿Te irrita que se tomen su tiempo para hacer las cosas? ¿Te enfada cuando te cuentan sus historias del colegio? No estás solo/a, esto le sucede a la mayoría de las madres y padres en algún momento de sus vidas. De hecho, hay etapas particularmente sensibles en las que es posible que te sientas más irritable o enfadada de lo normal con los peques e, incluso, puedas sentirte culpable por ello. Y no por ello eres una mala madre o padre.
Por lo general, esta reacción no está relacionada con el vínculo que tienes con tus hijos, el cariño que les tienes o tu rol como madre/padre, sino con otros acontecimientos de tu vida que rebasan tus capacidades y te hacen perder el control de tus emociones. Te contamos cuáles son algunas de las causas más comunes de que estés siempre enfadado con tus hijos y qué puedes hacer para solucionar este problema.
¿Por qué estás siempre enfadado/a con tus hijos?
La crianza de los hijos no es una tarea fácil, sobre todo cuando lo sumas a las responsabilidades laborales, familiares y económicas que tienes que afrontar a diario. El exceso de tareas cotidianas y la vorágine de trabajo, el estrés acumulado o la falta de descanso de calidad pueden jugarte una mala pasada y hacer que estés más irritable y enfadado/a con tus hijos. Esto no significa que no los quieras lo suficiente o que seas una mala madre/padre, sino que puedes estar enfrentando situaciones que te están llevando al límite y están afectando tu control emocional. He aquí algunas de las principales causas por las que estás siempre enfadado/a con tus hijos.
- Cansancio físico y psicológico. La falta de sueño y descanso reparador no solo te hace estar más cansado y distraído en tu día a día, sino también más irritable. El agotamiento, tanto físico como psicológico, afecta tu sentido del humor, reduce tu paciencia y aumenta tu irritabilidad haciendo que reacciones de forma desmesurada ante situaciones sin mucha importancia.
- Estrés o ansiedad. Si estás estresado/a o ansioso/a estarás más irascible con las personas de tu entorno, por lo que es probable que te enfades con más facilidad con tus hijos ante el menor percance. Esto porque tienes las emociones a flor de piel y desarrollas una mayor reactividad lo que, sumado a tu incapacidad para relajarte, hace que reacciones rápidamente sin detenerte a reflexionar dejándote llevar por las emociones.
- Falta de tiempo para ti mismo/a. Cuidar de ti mismo/a no solo te ayuda a estar más descansado y relajado/a, sino a tener un mejor estado de ánimo ya que reduce tus niveles de cortisol, la hormona del estrés. De ahí que cuando no dedicas tiempo al autocuidado las tensiones se van acumulando y terminas descargando esas emociones negativas con las personas de tu entorno como, por ejemplo, tus hijos.
- Falta de empatía o incomprensión. Otra de las causas principales por las que puedes perder los nervios con tus hijos radica en no comprender sus necesidades. Ten en cuenta que las necesidades están determinadas por la etapa evolutiva, de manera que mientras para ti puede ser una tontería que haya perdido su peluche preferido, para él puede significar perder un objeto de apego que le brindaba seguridad y confianza. No comprender o ser empático con este tipo de situaciones puede llevar a que te enfades más de la cuenta.
- Problemas de autocontrol. Si sueles tener problemas para controlar tus emociones, esto puede afectar la manera en la que te relaciones con tus hijos. Si no eres capaz de contener lo que sientes en cada momento y/o expresarlo de manera asertiva, es probable que estalles cuando tus hijos no cumplen tus expectativas o se equivocan.
5 claves para recuperar el control de tus emociones y la relación con tus hijos
Dejar de estar siempre enfadado/a con tus hijos es posible. El primer paso es ser consciente de esta situación y encontrar la causa que lo está generando. ¿Se debe a problemas de autocontrol? ¿Es porque estás muy cansado/a últimamente? ¿Se debe a que no comprendes a tus hijos? Una vez detectado el motivo es importante que intentes solucionarlo para que retomes el control sobre tus emociones y vuelvas a ser tú mismo/a. He aquí algunas claves que puedes aplicar en el día a día para recuperar el equilibrio y la paz en la relación con los niños.
1. Aprende a delegar
Uno de los motivos por los que puedes estar cansado/a e irritable es porque te sientes sobresaturado de tareas y responsabilidades. ¿Cómo evitarlo? Pide ayuda a las personas de tu entorno y aprende a delegar. Esto no solo aplica en el ámbito laboral, sino también en el hogar. Involucra a todos los miembros de la familia en las distintas actividades de casa y delega en ellos responsabilidades de acuerdo con su edad.
2. Mímate
Dedica al menos un par de horas a la semana al autocuidado y mímate. Disfruta de hacer esas cosas que tanto te gustan, da un paseo por la naturaleza, queda con los amigos, mira tu serie favorita, lee un libro o, sencillamente, acuéstate en el sofá a disfrutar del “dolce far niente”. Ese tiempo no solo te ayudará a renovar las energías, sino que contribuirá a que te relajes y reconectes contigo mismo/a.
3. Convierte la relajación en tu aliada
Las técnicas de relajación pueden ser otro recurso muy útil para reencontrar la calma interior y combatir el mal humor. Desde las técnicas de respiración hasta las de relajación progresiva o, incluso, la meditación, existen muchísimos recursos que puedes aprender e implementar en tu día a día para sentirte más calmado/a y/o tener a mano para esos momentos en los que la situación te desborda.
4. Aplica la disciplina positiva
Apostar por la disciplina positiva no solo te ayudará a educar a los niños de manera más respetuosa y desarrolladora, sino también a ponerte en su lugar y comprenderlos mejor. De esta manera, podrás cambiar los gritos y castigos por métodos educativos más positivos basados en el razonamiento y el cariño que contribuirán a reducir la tensión en casa y crearán un ambiente más relajado.
5. Disfruta de la relación con tus hijos
Por último, no te olvides de disfrutar de la relación con tus hijos. A veces simplemente necesitas dejar de centrarte en las cosas negativas que hacen los niños o reducir las expectativas que tienes sobre ellos para comenzar a disfrutar más del tiempo que pasáis juntos. Aprender a estar plenamente en cada momento, disfrutando de todos los detalles no solo mejorará tu humor, sino que te permitirá atesorar momentos únicos que echarás de menos cuando tus hijos crezcan.
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