La felicidad de tu hijo depende del afecto que reciba cada día
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Piénsalo dos veces antes de contestar: ¿cómo le muestras tu afecto a tus hijos cada día? Parece una pregunta sencilla, pero la realidad es que con el estrés que los padres tenemos cada día, el afecto puede brillar por su ausencia a veces… Y eso, debe cambiar. Debemos prestar atención a nuestros hijos porque ellos requieren de nuestro afecto igual que necesitan comer, dormir o respirar.
Todos los padres sabemos que amamos a nuestros hijos de la manera más profunda e incondicional, pero, ¿se lo demostramos como merecen? Quizá te distraigas con los quehaceres de la vida y las cosas importantes las dejamos a un lado… como decir te quiero o dar abrazos sinceros.
Tus acciones hablan más que tus palabras
Las acciones siempre son y serán más poderosas que las palabras… el afecto y el amor que transmites a tus hijos en sus primeras etapas de vida es fundamental para que desarrollen actitudes positivas ante la vida en su futuro.
Los niños que reciben amor y afecto de sus padres serán niños con mejor autoestima, con mejores resultados académicos y una vida adulta prometedora. Tendrán menos probabilidades de desarrollar trastornos de conducta, emocionales o mentales. La comunicación y la confianza con los padres es por tanto, clave en un buen desarrollo íntegro de los hijos.
Los adultos que en su infancia no recibieron amor y afecto como debían, se habrán convertido en adultos con baja autoestima, desconfiados, antisociales y que les cuesta adaptarse a la vida en comunidad. Si no quieres que esto les ocurra a tus hijos, tienes el poder de cambiarlo dándoles tu amor y afecto cada día.
Lo dice la ciencia
Un estudio realizado en 2010 en la escuela de medicina de la Universidad de Duke (Estados Unidos) por sus investigadores, descubrieron que los bebés cuyas madres eran más cariñosas y les daban contacto físico continuo, se convirtieron en niños resilientes y en adultos con menos riesgo de ansiedad. El estudio fue desarrollado durante 30 años siguiendo el desarrollo de 500 bebés hasta que se convirtieron en adultos.
El contacto piel con piel es lo que más marcó la diferencia entre los niños del estudio. Los niños pequeños necesitan caricias, masajes, untar cremas con cariño, bañarles con amor, dormir juntos… esto es lo que hace que existan lazos inquebrantables entre padres e hijos.
Aquellos niños que recibieron este tipo de afecto en su infancia se convirtieron en adultos con menos estrés y con más facilidad de resolución de conflictos en la vida. No importa la edad que tengan tus hijos, nunca es tarde para empezar a demostrarles el amor que sientes hacia ellos, y por supuesto, no nos referimos solo a las palabras, sino también a tus acciones diarias.
Cómo demostrar tu amor incondicional a tus hijos
No a todo el mundo le sale dar amor de la misma manera, y quizá quieras hacerlo pero nunca nadie te enseñó a expresar tus emociones hacia los demás, ni tampoco el afecto. Por eso, vamos a ponértelo más fácil con estos consejos que puedes comenzar a poner en práctica desde ahora mismo.
- Toca a tus hijos con frecuencia: abrazos, caricias, besos… hazles saber lo importante que son para ti.
- Manifiesta el afecto físico: abraza a tus hijos cada día, todas las veces que el día te permita.
- Juega con tus hijos: no importa la edad que tengan (los adolescentes también lo necesitan), nunca pierdas la oportunidad de pasar un rato a su lado jugando.
- Ríe en familia: a los niños les encanta reír y eso manifiesta que tienes buen humor. Permite las normas y un ambiente cálido y positivo en tu hogar. Así estarás criando a niños que se convertirán en adultos positivos y optimistas ante la vida.
- Dedica tiempo a la familia: el tiempo en familia debe ser prioridad, ya sea comer todos juntos, ver una película, salir a pasear o jugar. También podéis visitar a otros familiares para afianzar el vínculo entre todos. Es importante dedicar un tiempo diario a cada hijo por separado.
- Habla mirándoles a los ojos: cuando hables con tus hijos, si son más bajitos que tú (como los niños pequeños), agáchate y ponte a su altura.
- Crea rutinas para las buenas noches: ya sea un cuento, una canción o hablar un poco antes de dormir. Pero haz que cada noche antes de que se duerman, sientan que a tu lado, tienen un momento agradable. No te olvides de abrazarles y decirles lo mucho que les quieres.
- Crea tradiciones familiares: crean recuerdos maravillosos (como comer pizza los viernes, ir a casa de los abuelos los domingos, poner el árbol de Navidad juntos en familia, etc.) que durarán toda la vida y que posiblemente repetirán cuando ellos sean adultos y tengan su propia familia.
Si comienzas a dar amor a tus hijos, ellos poco a poco también te lo devolverán… incluso si son adolescentes. El amor hay que manifestarlo para sentirlo y tus hijos lo necesitan igual que tú. Crea un ambiente en tu familia cargado de amor y afecto.
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