La importancia de la autorregulación emocional en los niños
El adulto es el guía de los niños hacia una buena autorregulación emocional
[mashshare icons=»1″]
La vida con niños puede ser maravillosa y al mismo tiempo impredecible. Todos los niños son capaces de tener un comportamiento desconcertante y que éste tenga diferentes formas. Sus comportamientos en ocasiones pueden tener formas de rabietas, golpes y gritos. Luego están los comportamientos más difíciles de detectar pero que iluminan los radares de los padres como las preocupaciones, la tristeza o más soledad de la que debería… esto ocurre cuando tienen tendencia a reprimir los sentimientos.
Ninguno de nosotros ha nacido sabiendo cómo controlar las emociones y los niños, necesitarán un tiempo para poder aprenderlo. Esto es normal, y es necesario que respetes ese tiempo. Mientras tanto, el trabajo que tenemos los adultos en la vida de los niños es preocuparnos por ellos y nutrir su capacidad para gestionar sus respuestas emocionales de manera saludable, y también, adaptativas.
Por supuesto, sería maravilloso si los niños aprendieran por sí mismos a mantener la calma, a responder bien a la frustración, a controlar los enfados… pero eso no es posible. Los niños pequeños aún no tienen las palabras necesarias para describir lo que quieren ni para explicar cómo se sienten. La frustración de esto puede hacerles vulnerables.
La autorregulación emocional en los niños
La autorregulación es ser capaz de manejar los sentimientos para que no interfieran en las relaciones diarias o en la calidad de vida. Esto podría implicar ser capaz de resistir perder el control en situaciones molestas o frustrantes, o ser capaz de calmarse cuando los grandes sentimientos -normalmente negativos- aparecen en escena.
La autorregulación no se trata de «no sentir ‘. El bloqueo de los sentimientos o reprimirlos puede causar tantos problemas como cualquier arrebato. No hay nada malo en tener sentimientos -buenos o negativos-. Todos los sentimientos son válidos y los niños deben saber que tienen pleno derecho a sentir lo que sienten en el momento en que lo hacen. Lo que importa, es el cómo gestionan esos sentimientos, y eso es lo que deben aprender del adulto.
La clave consiste en criar a los hijos hacia la posibilidad de reconocer y expresar lo que sienten sin sentirse mal, y sin causar daños -ni físicos ni emocionales- a ellos mismos o a los demás.
La importancia de la autorregulación emocional
Cuando los niños son capaces de regular sus respuestas emocionales, se vuelven menos vulnerables al impacto continuo del estrés. También son más propensos a tener los recursos emocionales adecuados para mantener amistades sanas y tendrán una mejor capacidad de concentrarse y aprender. Hay investigaciones que demuestran que la capacidad de autorregularse es un fuerte predictor del éxito académico.
Los arrebatos son oportunidades
Cada estallido o rabieta es una oportunidad para dirigir a los niños en una dirección diferente y para fortalecer las habilidades que necesitan para nombrar y gestionar sus emociones de una manera que funcione para ellos, sin las consecuencias sísmicas que puede suceder cuando los niños no son capaces de regular sus emociones.
La alta emoción y las rabietas no son una señal de mala crianza o de que tus hijos son malos. Los niños nunca son malos, solo tienen rabietas o malos comportamientos porque no saben regularse emocionalmente. Cuando tienen este comportamiento es probable que sientas que es complicado transmitirle buenos valores, pero la realidad es que es una gran oportunidad para hacerlo. Estás criando a pequeños seres humanos y aunque parezca difícil es lo más importante que un padre o una madre puede hacer.
Aunque tu hijo tenga una rabieta en mitad de un centro comercial y estés en el centro de todas las miradas, es importante que te centres en tu hijo y en sus emociones, no te preocupes en sentirte ajeno a lo que hay a tu alrededor. Tu hijo te necesita más que nunca.
Comentarios