Viaja con tus hijos y crea recuerdos inolvidables que durarán toda la vida
La riqueza de los viajes en familia: un regalo que va más allá de lo material y fortalece el vínculo indestructible.
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Los buenos recuerdos son el mejor regalo que puedes hacerles a tus hijos puesto que son los encargados de que se sientan bien y sobre todo, de que crezcan como personas y que el vínculo familiar se vuelva indestructible. Los viajes en familia aportan felicidad, mucha más que cualquier objeto material.
En muchas ocasiones los padres prefieren no viajar con los hijos porque son muy pequeños, o porque prefieren gastar el dinero en otras cosas materiales. La realidad, es que el mejor regalo que se le puede hacer a los hijos son los viajes en familia. Gastar dinero en experiencias es lo que realmente les hará crecer como personas creando unos recuerdos maravillosos en su mente.
La importancia de viajar en familia
Tus hijos se darán cuenta de que viajar les aporta grandes riquezas internas y que la felicidad no es una meta, sino un camino… ¡la felicidad es disfrutar del día a día y de las experiencias que vivimos! La riqueza no es tener una economía desbordante ni tampoco tener muchos objetos materiales. Tampoco es tener el coche más lujoso o la casa más ostentosa… la felicidad es un sentimiento que se debe cultivar. Es un sentimiento de agradecimiento por la vida, por las personas que nos quieren y por las experiencias que vivimos cada día.
Quizá hayas pensado alguna vez que un objeto material como dura más tiempo os aportará mayores beneficios, en cambio, como un viaje se acaba en el momento en que se regresa, no es tan relevante. Pero la realidad es que el viaje se queda en la mente de las personas que lo viven llenando el corazón de experiencias y buenos recuerdos.
Los viajes no solo aportan recuerdos de lugares bonitos, sino más bien recuerdos con las personas con las que se comparte esa experiencia. Se estrecha la relación y las enseñanzas de los viajes durarán toda la vida.
No importa tanto el lugar
Hay personas que cuando piensan en viajar lo hacen a lo grande. Que también está bien, pero no todo el mundo se puede permitir hacer viajes demasiado lejos y caros, aunque no por eso se tienen por qué quedar en casa. Un viaje puede ser una excursión de un día a un pueblo cercano, ir a casa de los abuelos en otra ciudad, hacer una escapada de un par de días a una casa rural en mitad de la montaña o a un apartamento en la playa.
No es necesario que gastes un dinero que no tienes para irte a la otra parte del mundo porque tus amigos lo hacen. Solo piensa que lo que realmente importa es la experiencia vivida en familia. Piensa en vuestros gustos personales y un lugar en el que podáis estar bien y pasarlo de maravilla.
Cualquier viaje le permitirá a tus hijos poder “cambiar de escenario”, conectar con otros lugares, conocer otros sitios, a otras personas y lo mejor… tener más conciencia de sí mismos. A medida que crezcan cuando miren atrás y acudan a sus recuerdos, tendrán un maravilloso sentimiento interior que se creó gracias a esos viajes. Se darán cuenta de que viajar y vivir experiencias nuevas es la felicidad que hay que cultivar. Disfrutar del presente y estar agradecidos por lo que tenemos hoy, en lugar de pensar tanto en lo que no tenemos.
Lo mejor de todo, es que tus hijos sabrán que sus padres les permitieron sentir experiencias nuevas y lo que más les llenará el corazón, es que las sintieron y vivieron junto a ellos. Junto a las personas que más quieren en el mundo y que por supuesto, son las que les han ayudado a convertirse en una persona excelente.
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