La Ballena Rosa en lucha con el macabro juego de la Ballena Azul
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La Ballena Azul es un macabro juego inventado por Plilipp Budeykin (conocido como Filipp Liss en las redes), de 21 años, acusado de promover suicidios en Internet. Quienes están detrás de este juego son personas con trastornos mentales o traumas infantiles relacionados con la violencia sexual o el maltrato y encuentran en este juego la forma de ‘devolver’ lo que a ellos les hicieron en su momento. Está claro que son personas desequilibradas que necesitan urgentemente atención psiquiátrica además de intervención policial.
Qué hay que tener en cuenta
La Ballena Azul es un juego que preocupa a los padres y a la sociedad entera. Consiste en 50 pruebas donde los participantes se auto-lesionan o hacen arriesgadas pruebas hasta que llegan a la última, que consiste en quitarse la vida.
La adolescencia es una etapa vulnerable donde los chicos y chicas atraviesan muchos cambios psicológicos, emocionales y también físicos y biológicos. En muchas ocasiones sienten que nadie les comprende o que están solos, su autoestima se quiebra y pueden sentirse especialmente vulnerables en caer en las redes de estas personas manipuladoras y con trastornos mentales.
La identidad es muy importante en la adolescencia y el ‘aliciente’ del juego es que los jugadores encuentren sensaciones, que sientan que tienen el control de sus acciones, que son capaces de superar retos y que tienen reconocimiento social. Pero es muy importante que el adolescente no caiga en estos juegos y que sepa que un juego debe ser divertido y nunca provocar malestar. Los administradores de la Ballena Azul manipulan a los demás y tienen desequilibrios mentales que deben ser tratados.
Es muy importante que exista una gran armonía familiar y que pueda haber una comunicación abierta hacia cualquier tema para que los chicos y chicas puedan tener las habilidades necesarias para defenderse de estos juegos o simplemente, no caer en ellos.
Consejos para los padres
Es importante que los padres no dejen pasar ninguna conducta extraña de sus hijos adolescente ya que pueden alertar de este juego. Es fundamental abrir un canal de diálogo y comunicación abierta con los hijos y así observar si hay conductas extrañas. Los adolescentes sienten que no tienen otra salida y aunque nunca antes hayan pensado en el suicidio es posible que crean que no tienen otra opción.
Es imprescindible que los padres ayuden a los hijos a fortalecer los vínculos afectivos en la familia, que los adolescentes tengan una red social y que estos juegos macabros no se conviertan en su refugio. El refugio emocional de los hijos siempre debe ser su hogar.
Es necesario que exista control en cuanto a las redes sociales de los hijos aunque no se invada la privacidad. Los adolescentes deben estar informados que en Internet hay muchas cosas que no son buenas y que si alguna vez tienen dudas sobre algo, deberán preguntaros para poder saber de qué se trata o para buscar ayuda. Prohibir nunca es la solución, la información en cambio, les da poder para escoger adecuadamente.
La Ballena Rosa
La iniciativa se difunde a través de redes sociales pero también hay aplicaciones para descargarse en el móvil de forma gratuita. Los creadores del proyecto son brasileños pero su web y sus aplicaciones están en tres idiomas: portugués, inglés y español. Con la Ballena Rosa se pretende luchar contra la Ballena Azul y los retos nada tienen que ver con el otro macabro juego. En la Ballena Rosa hay más de 50 desafíos que animan a los adolescentes a que tengan una actitud más positiva.
Los desafíos o retos están orientados a adolescentes para que tengan una actitud positiva ante la vida como hacer nuevos amigos, ayudar a quien lo necesita, compartir canciones, comer fruta, dibujar un animal imaginario, buscar formas en las nubes, etc. La prueba 50 (pero no la última) consiste en salvar una vida, ya sea a una persona que lo necesita, un animal o ayudando a asociaciones benéficas.
Estos retos también pueden ayudar a los adolescentes a reforzar su autoestima y a sentirse mucho mejor con ellos mismos.
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