Consecuencia ejemplar en favor de la inclusión social por burlarse de dos chicos discapacitados
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Todo ha sucedido en Granada y el magistrado Emilio Calatayud es el que ha ordenado la consecuencia ejemplar al menor, estudiante de un instituto de Granada (España). El acusado grabó en su instituto a dos compañeros del aula que tienen discapacidad, después modificó las imágenes con sonidos y otras cosas que le resultaban graciosos a él y los distribuyó por WhatsApp entre sus contactos. Lo que a él le parecía gracioso, en realidad era una gran falta de respeto hacia sus dos compañeros, personas como él, que deben tratarse con la dignidad que merecen.
Ahora el “diferente” será él
Ahora, por burlarse de sus compañeros, le tocará ser él el diferente estando 75 horas en un centro de educación especial. El alumno acusado, aprovechó para burlarse de sus compañeros, a los que consideraba que estaban en minoría en el centro porque son alumnos de educación especial. En realidad, no son minoría de nada, porque son personas con unas capacidades diferentes a las suyas, pero son personas con todas las letras.
El acusado tendrá que estar en un aula de educación especial, para que entienda un poco mejor cómo es la vida de las víctimas, que son alumnos de integración. Con estas consecuencias a su comportamiento se pretende que el menor sienta qué es formar parte de una minoría, que se ponga en la piel de las personas que son minoría (o que se consideran minoría) en la sociedad… Que se sienta ‘distinto’ y comience a ver esa realidad más cerca, y sobre todo, a entenderla.
La experiencia: la mejor vacuna
En ocasiones, es la experiencia la que puede ser la mejor vacuna para este tipo de situaciones, donde el sentir de forma cercana le hará empatizar con este colectivo. Es necesario enseñar el respeto a los chicos y chicas y una forma de hacerlo es educar de este modo a no reírse de las personas, solo porque no tienen las mismas capacidades que uno.
El acusado aceptó las consecuencias de su conducta sin problemas, algo que sin duda es algo positivo para que su rehabilitación ante esta falta de empatía tenga éxito. Durante su estancia en el centro de educación especial tendrá que aprender y echar una mano en la clase (en el aula donde todos los alumnos tienen algún tipo de discapacidad).
Una vez vivida la experiencia, el chico tendrá que hacer un trabajo que no tenga menos de 30 páginas donde deberá redactar las enseñanzas que obtenga de esta experiencia ante la diversidad. Es necesario recordar que el menor acusado cometió un delito contra la integridad moral, humillando y tratando de forma degradante a dos de sus compañeros de instituto, al grabar y fotografiar sin el consentimiento de sus compañeros, que tienen discapacidad. Lo hizo en repetidas ocasiones y al no hacer caso de los avisos de dirección, pasó de ser una broma de muy mal gusto, a convertirse en un delito… del que tendrá que pagar las consecuencias.
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