Cómo poner límites a familiares que te hacen daño
Las relaciones familiares pueden ser oportunidades de crecimiento
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La familia en teoría existe para protegernos y ayudarnos entre nosotros, pero en ocasiones las relaciones familiares no funcionan tan bien como quisiéramos por multitud de factores. Algunas veces no se pueden controlar esos factores y las relaciones con nuestros familiares -ya sean padres, hermanos como tíos, primos, etc.- pueden afectarnos emocionalmente.
No siempre es sencillo establecer límites a los familiares que te hacen daño, pero es necesario hacerlo para poder mantener una buena salud mental y emocional. Si tienes hijos, ellos aprenderán de ti a poner límites a los demás, por lo que además de ser importante por tu bienestar emocional, también lo es y será por y para tus hijos. Aprenderán a poner límites a aquellas personas que les hacen daño, sean familiares o no.
Acepta que no es una relación saludable
Una de las mayores fuentes de infelicidad en las personas es la brecha que hay entre lo que queremos y lo que tenemos, las expectativas pueden hacerte sentir frustrado/a. El hueco que deja un familiar en el corazón puede ser inmenso. Lo peor es que el dolor a menudo es recurrente y puede que te haga daño cada vez que estás a su lado.
Nadie sabe porque algunas personas tienen familias sorprendentes y otros tienen familias que les drenan emocionalmente, pero no tiene sentido en la vida y es necesario aceptar la realidad. No te mereces una relación difícil, así que no permitas que tus emociones se vean perjudicadas por eso. Reconoce lo que es y deja de lado lo que no es.
No necesitas la aprobación de nadie
No estás en este mundo para ganarte la aprobación de nadie, nadie lo necesita. Vive la vida que quieres tener y no convenzas a nadie de tus razones… es tu camino, los demás simplemente te acompañan, o no. No tienes que demostrar nada a nadie, y si alguien te pide explicaciones todo el tiempo o juzga tu camino… que no te afecte. Tú eres quien valora tus experiencias.
Está bien no estar con ellos
Pueden ser personas de tu familia, pero no debes tener una relación con alguien que no deseas. Si sientes que una relación es dolorosa, evalúa lo que estás recibiendo de esa relación y si merece la pena mantenerla, o no. Si decides tener una relación de todos modos, recuerda que tú eres dueño/a de tus propias decisiones y que debes actuar en consecuencia. Cambia la forma en la que miras a tu alrededor. Si quieres mantener el contacto, que ésta sea tu decisión tomada con fuerza, y que sepas, que eso no es una derrota. Tener la decisión y tomar aquella que piensas que es la mejor que puedes tomar por ti, es un buen comienzo. Lo que importa es que nadie decida por ti.
Reconocer los sentimientos de otro no significa que estés de acuerdo con ellos
Reconocer cómo se siente otra persona no significa que estés de acuerdo con ella. Decir algo tan simple como: ‘Sé que estás muy enfadado, pero yo veo las cosas de forma diferente que tú’ o ‘Sé cuál es tu punto de vista y lo respeto, pero mi perspectiva es diferente’. Es una forma de mostrar que has escuchado al otro, que respetas su pensamiento pero que tienes tus propios pensamientos sin necesidad de alterarte.
Establece límites
Imagina un límite visual sobre cómo los demás te tratan y así te saltarán las alarmas emocionales sin alguien se pasa de la raya. Debes reconocer lo que te hace sentir mal y poner límites a los demás. Si alguien te hace sentir mal debes hacérselo saber. Si no respeta tus límites explica que no lo vas a tolerar y qué harás cuándo suceda, por ejemplo: ‘Realmente quiero que hablemos de esto, pero si me vas a gritar me voy a marchar hasta que estés listo para hablar bien’.
Deja que la dignidad, el amor y el respeto sean los protagonistas de tus relaciones con tus familiares y las demás personas.
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