¡Saltando!: el corto con el que tus hijos aprenden a no rendirse
La resiliencia es la capacidad de jamás rendirse y Saltando es el corto que se lo enseña a nuestros hijos
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A lo largo de la vida, todos nos encontramos con situaciones que nos desvían de nuestros objetivos. Los pequeños vaivenes de la vida, junto a los pequeños fracasos que todos vamos acumulando, pueden hacer que nos sintamos desmotivados y sin fuerzas. Sin embargo, nuestros padres, amigos, y la vida misma, nos han enseñado a buscar alternativas a los problemas.
Esta capacidad es lo que nos ha llevado a conseguir todo lo que hoy disfrutamos, a poco que sea y esto es, precisamente, lo que debemos transmitir a nuestros hijos si queremos que sean adultos analíticos, resilientes y capaces de afrontar las situaciones de la vida sin anclarse en sus errores y a un pasado que puede ser muy limitante.
¿Cómo transmite “Saltando” el valor de superar adversidades?
No vamos a desgranaros la película, pero sí os queremos hablar del pequeño protagonista de este corto infantil: un corderito rechoncho, feliz y muy alegre, quien se encuentra despojado, de un día a otro, de su lana: vergüenza, incapacidad e infelicidad son solo algunas de las emociones que nuestro pequeño amigo va a experimentar a una edad muy temprana.
Este cambio, a nuestro jovencísimo corderito, le sume en un estado negativo, en el que no es capaz de ver más allá. Sin embargo, alguien le enseña el valor de seguir adelante, de no dejarse vencer por lo que hoy parece “el fin del mundo” y a soñar tan alto y con tantas ganas que nada, ni nadie, pueda detenerle. Para ello, debe sacar lo mejor de sí, buscar su camino atendiendo a sus fortalezas y, sobre todo, no dejando que los pequeños fracasos le influencien más que sus victorias.
Enseñar a cerrar círculos: la vía al crecimiento personal
Si queremos avanzar en la vida, y como papás y mamás lo sabemos bien, es necesario aprender a cerrar círculos y enfocarnos en nuevas metas y objetivos. Es ley de vida. Pero, nuestros niños no lo han aprendido aún y es fundamental que se lo enseñemos de bien chiquitos. No debemos estancarnos en nada, debemos aprender de los errores y a buscar vías de salida. Así, esta habilidad, conocida como resiliencia, es una buena pata de apoyo en nuestro estilo de crianza.
Pero, ¿cómo podemos enseñar a nuestros hijos a cerrar círculos cuando se sienten tan ofuscados y frustrados? Hay ciertas técnicas que podemos seguir:
Respiración profunda y mindfulness
Enseñar a nuestros hijos técnicas de relajación y respiración es un buen inicio. Al realizar estos ejercicios, nuestros hijos van a ser capaces de desprenderse de toda frustración, a la vez que se van a llenar de serenidad: un estado necesario antes de empezar a analizar la situación y buscar soluciones. En este momento es cuando tendrán la mente despejada para poder “pensar” en cuál es el siguiente paso “que quieren dar”.
Mapas de objetivos
Los mapas de objetivos, de los que os hemos hablado en alguna ocasión, son una buena herramienta para que nuestros hijos puedan mantener la atención en lo que es importante para ellos. Así, cuando se sientan frustrados porque algo no les ha salido bien, podemos recurrir a estos mapas en los que establecieron qué quieren y cómo conseguirlo. Si los hemos hecho bien, los niños encontrarán fuerzas en él, así como otras vías por las que conseguir sus metas. Además, podemos animarlos a modificarlas si así es necesario y, para que se den cuenta de ello, nosotros podemos guiarles entre lo que es asequible y lo que no de acuerdo con su edad, sus fortalezas y sus debilidades.
Autocompasión
La autocompasión es otra habilidad que debemos fomentar en los peques de la familia, pues solamente podrán avanzar y cerrar ciclos si saben perdonarse. Cuando hablamos de perdonarse, hacemos referencia no solo admitir y reparar algo que hayan hecho algo mal, sino que deben aprender a perdonar sus propios fallos y errores. Fundamental: ver el fracaso como aprendizaje.
Soñar a lo grande: la confianza en uno mismo vence al miedo
Soñar a lo grande es algo que muchos niños hacen y, a veces, sus objetivos no son realistas. Sin embargo, papá y mamá deben apoyarle y demostrarle, de este modo, que creen en él. Nuestro hijo irá creciendo e irá viendo lo que es “realista” y lo que no: solo debemos darle tiempo y él mismo irá cambiando sus objetivos infantiles por otros de más maduros. Sin embargo, nosotros le habremos transmitido nuestro amor incondicional, nuestro apoyo y habremos facilitado el desarrollo de la confianza en sí mismo.
Dificultad de ser niño: algo que “Saltando” también nos enseña a los padres
Por último, el corto “Saltando” también nos hace reflexionar a nosotros, los adultos. Si miramos la película desde la óptica de los sentimientos de los infantes, que aún no son maduros, nos daremos cuenta de las dificultades que se viven en el proceso del desarrollo. Nosotros también lo pasamos, pero puede que no nos acordemos de ello. La infancia es una etapa que puede parecer fácil para los adultos, pero no lo es desde el punto de vista limitado de nuestros hijos. Si nos damos cuenta de ello, nos daremos cuenta de las dificultades que enfrentan a diario y, por ende, podremos ayudarles, acompañarlos y dotarlos de las herramientas necesarias para que puedan desarrollar todo el potencial que encierran en su interior.
Las películas y los cuentos son recursos valiosos a la hora de enseñar a nuestros hijos. Hay muchísimos conceptos abstractos que les queremos transmitir, pero que resultan sumamente complicados de explicar y de ejemplificar. Con estos recursos, nuestros pequeños los van a entender e interiorizar fácilmente, ya que su aprendizaje se basa en la imitación de conductas de sus modelos. Y, los protagonistas de sus pelis y cuentos favoritos son sus modelos, sus héroes y nosotros debemos permitir que estos también “nos ayuden” a la hora de criar a nuestros hijos.
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