El contacto físico de los padres: imprescindible para la felicidad infantil
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Un bebé cuando nace está acostumbrado a tener el cobijo constante del vientre de su madre. Está totalmente protegido durante 9 meses y cuando nace, necesita igualmente sentirse protegido, amado y respetado cada segundo de su vida. Necesita tener contacto físico con sus padres para poder tener un buen desarrollo físico y emocional. Los bebés necesitan el amor incondicional de sus padres a cada momento, desde que nacen.
Pero, ¿solo los bebés son los que necesitan amor incondicional y contacto físico de sus padres? En absoluto. Los bebés, los niños, los adolescentes e incluso los hijos adultos necesitan los abrazos y el contacto físico de sus padres. El amor entre padres e hijos no se acaba en ninguna etapa en concreto. El contacto físico es una muestra de amor que debe cuidarse desde el nacimiento y para siempre.
La magia de la oxitocina
La oxitocina es la hormona del amor y es la que ayuda a que los seres puedan crear vínculos entre ellos. La oxitocina no solo está en las mujeres embarazadas o en las madres recientes… Ni mucho menos. La oxitocina es una hormona que acompaña tanto a hombres como a mujeres durante toda la vida.
El contacto entre padres e hijos, los abrazos, las caricias y el amor incondicional mostrado en contacto físico habitual activan el bienestar emocional, la calma, la felicidad y la química de las buenas emociones en el cerebro de las personas. El contacto físico es imprescindible tanto a corto como a largo plazo en la vida de las personas, desde el momento en que nacen y para siempre.
Imprescindible desde el nacimiento
Desde que los seres humanos nacen necesitan el contacto físico con sus cuidadores. Un recién nacido necesitará un contacto físico todo el tiempo para alimentarse, para calmarse y para sentirse seguro, protegido y querido todo el tiempo. Por ejemplo, muchos padres optan por llevar a sus pequeños en portabebés para poder tenerlos bien cerca y ofrecerles seguridad y confort todo el tiempo.
Cuando los niños van creciendo no necesitarán un portabebés, es más, poco a poco querrán y precisarán más autonomía y se moverán de forma mucho más libre. Los padres observarán a sus hijos en este mundo moverse e interactuar, pero al mismo tiempo, los pequeños necesitan sentir el abrazo, las caricias y el amor incondicional de sus padres cada día. Lo necesitan sentir en palabras, pero también en acciones y una forma de acción es a través del contacto físico diario. Los hijos requieren sentir a sus padres presentes cada día en su vidas, la ausencia puede hacer que los niños crezcan inseguros y con problemas de autoestima.
El estrés y la ausencia de cariño
El estrés o la ausencia del cariño o la figura paterna o materna puede causar graves problemas emocionales en los niños, tanto a corto como a largo plazo. Un niño que sufre gritos, castigos, malos modos… crecerá con miedo, resentimiento, rabia y mucho rencor. Es necesario que para que los niños sigan sintiendo el amor incondicional de sus padres, además del contacto físico existan unos límites y unas normas claras… Pero siempre desde el cariño y el respeto hacia las emociones y necesidades de los pequeños.
Cuando un niño se siente mal, actuará mal y además, la segregación de oxitocina quedará bloqueada y aparecerán altos niveles de cortisol, adrenalina y otras hormonas que causan gran estrés y malestar en los niños (y también en los adultos). Cuando los niños generan demasiadas hormonas de estrés se sentirá poco seguros y poco queridos, con las terribles consecuencias que estos sentimientos tienen para su desarrollo físico y emocional.
La importancia del amor en los niños
En cambio, si el niño puede vivir situaciones cotidianas de amor y afecto, su cerebro se llenará de hormonas de amor y felicidad, que le harán sentir querido, tranquilo, seguro y en protección. Todo esto resulta indispensable para su crecimiento y para un desarrollo equilibrado. Serán niños más felices y seguros de sí mismos.
Asegúrate de que cada día abrazas a tus hijos, que les respetas, que les das consuelo, que les quieres y que se lo demuestras. Nunca el amor o los mimos malcriarán a tus hijos, ¡todo lo contrario! Les hará personas más fuertes y felices. Abrazos, dormir con papá y mamá, masajes, cosquillas, besos, caricias… Hay muchas formas de mostrar amor y afecto de padres a hijos (de todas las edades).
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