Con amor incondicional no hay monstruos debajo de la cama
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Que tire la primera piedra el padre o madre que no ha que tenido que acompañar a su hijo hasta que se duerma o acudir en mitad de la noche a arroparlo por su miedo a la oscuridad o a que pueda haber monstruos escondidos debajo de la cama o en el armario. Se trata de uno de los miedos infantiles más comunes, pero no por ello menos importante ya que puede convertirse en la antesala de miedos más estructurados a medida que los niños crecen y se vuelven más independientes y deben enfrentarse a los exámenes, a ese niño que intenta acosarle en el colegio o a la incertidumbre de no ser lo suficientemente buenos.
Ante esta situación, la mayoría de los padres desearía proteger a sus hijos de todos estos peligros. Incluso, hay quienes van un paso más allá y estarían dispuestos a enfrentarse a esas amenazas si con ello pudieran evitar que sus hijos sufrieran. Sin embargo, proteger a los niños en todo momento y evitar que se enfrenten a sus propios miedos no solo es una idea utópica sino también contraproducente ya que es probable que terminen convirtiéndose en adultos inseguros e indecisos que no confían en sus capacidades y temen asumir riesgos en la vida.
Por eso, el mejor regalo que los padres pueden hacerles a sus hijos es prepararlos para la vida y brindarles las herramientas para que ellos solos puedan enfrentarse a los monstruos que habitan debajo de la cama o en el armario mientras se preparan para lidiar con los errores, riesgos y peligros que les aguardan ahí fuera. Y para ello, nada mejor que ofrecerles amor, el amor que necesitan para mantenerse a salvo de los miedos y atreverse a enfrentar la vida con coraje y valentía.
Amor y más amor para espantar los miedos
La mayoría de los padres son conscientes de que el amor incondicional es fundamental para la felicidad y el equilibrio emocional de sus hijos. Sin embargo, lo que muchos no saben es que el amor que les transmiten a los niños también ayuda a espantar sus miedos y los prepara para afrontar los riesgos que les aguardan en la vida. Esto se debe a que los niños que crecen en un entorno lleno de amor y se sienten amados y protegidos por sus padres, desarrollan un apego seguro, la base para combatir sus miedos, tener una autoestima adecuada y ser más abiertos, sensibles y resilientes.
De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Washington encontró que el amor paternal no solo es importante para que los niños sean felices sino también para estimular su desarrollo cognitivo, su comprensión emocional y competencias sociales, herramientas imprescindibles para enfrentar los retos que impone la vida a medida que crecen. De esta manera, cuantos más abrazos, besos y sonrisas les regalen los padres a los niños, más preparados estarán para lidiar con sus miedos y atreverse a salir de su zona de confort.
¿Cómo crear un ambiente de amor, seguridad y confianza en casa?
Amar a los niños es fácil, pero saber cómo transmitirles ese amor para que se sientan queridos no es tan sencillo. No basta con abrazarles y besarles continuamente, también es importante crear un ambiente de amor, confianza y seguridad en casa que les haga sentirse seguros y aceptados. He aquí algunas claves que pueden ayudar a los padres a conseguirlo.
1. Crea un entorno donde se sientan arropados
Un hogar es mucho más que unas paredes y un techo en los cuales guarecerse, es un sitio en el que los niños puedan sentirse ellos mismos, donde se sientan seguros, aceptados y comprendidos. Una forma sencilla de transmitirles a tus hijos cuánto les quieres es creando un espacio en el que se sientan arropados, un sitio que pueda convertirse en su refugio, donde puedan expresar libremente sus miedos e inquietudes y en el que encuentren siempre ese hombro amigo donde apoyarse cuando las cosas no van bien.
2. Háblales siempre con cariño
Las palabras tienen un poder mayor del que imaginamos. Hay palabras capaces de herir y causar más daño que un castigo físico. Por eso, es importante que estés siempre atento al lenguaje que utilizas con tus hijos. Evita utilizar palabras o frases que puedan dañar su autoestima o autovaloración como por ejemplo “no te quiero porque te has portado mal” o “no te voy a dar un beso hasta que recojas tu habitación”. Esto no significa que todo valga, sino que cuando debas reñir a los niños te asegures de centrarte en el comportamiento y no en su persona. Puedes decirles “sabes que te quiero mucho y eso no va a cambiar, pero lo que hiciste no está bien”.
3. Pasa tiempo de calidad con ellos
A veces los padres se enfocan tanto en comprarles a los niños todo lo que quieren que olvidan que lo más importante no son los regalos materiales sino el tiempo que les dedican. Sin duda, el tiempo es nuestra posesión más valiosa y es el mejor regalo que puedes hacerles a tus hijos. ¿Cómo? Pasando más tiempo de calidad con ellos, lejos de la tecnología y sin interrupciones, para disfrutar plenamente de la compañía del otro y crear vínculos sólidos que nadie ni nada pueda romper en el futuro. Esos momentos pueden convertirse en un refugio que más tarde sirva a los niños para guarecerse de los problemas.
4. Acompáñalos mientras juegan
El juego es una de las actividades más importantes en la vida de los niños. Es a través de las actividades lúdicas que empiezan a descubrir el mundo, desarrollan sus principales habilidades y se relacionan con los demás. Por tanto, si en realidad quieres transmitir a tus hijos cuánto los quieres, no dejes ese momento tan especial en manos de los juguetes o la tecnología, aprovecha cada minuto libre que tengas para jugar con ellos. A través del juego no solo crearéis un vínculo emocional más profundo, sino que también podrás enseñarle nuevas maneras de pensar, comportarse o sentir mientras os divertís.
5. Mantente disponible emocionalmente
Querer a los niños va más allá de los besos y los abrazos o el tiempo que pasamos juntos, también implica estar disponibles para ellos cuando más te necesitan. Los niños necesitan saber que cuando están tristes, tiene miedo o les ha sucedido algo malo pueden recurrir a ti para hablar al respecto y que encontrarán un hombro amigo que les apoya. De esta manera, no solo estarás creando un vínculo emocional más fuerte, sino que los estarás preparando para que, más adelante cuando crezcan, puedan hacer frente a la vida ellos solos con las herramientas que les has facilitado.
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